Me jode vivo poner a caldo una novela cuando la novelista es buena y tiene talento y encima la tía siempre tiene puntas de calidad e intenta innovar.
Pero esta vez ha vuelto a hacerlo mal, pero mal.
Aquí, la amiga y escritora, se pira a la época de Jacobo primero y a la vejez de Shakespeare y nos cuenta una (vez más) una historia de brujas, con persecución, juicio y tortura, un todo incluido, vamos.
Hay grandes momentos, más hacia el comienzo, es sórdida y algunos personajes son brillantes, bien construídos; la novela -todo hay que decirlo- tiene su olor, su luz, te mete bien y te describe bien, a veces exquisitamente, esa época sucia, oscura, injusta y bárbara, la miseria y ese Londres asqueroso poblado de seres asquerosos ellos, también.
Pero todo, en general, es superficial y huele a novelita acabada con prisa, a tema manidito, a tantas veces leído y tanta niebla, tanto intento de reinventar el género, pues ni fu ni fa, la verdad. Eso, sí, entretenida es y se lee bien, creo que El código da Vinci, también; yo paso desde luego.
Y ahora, os dejo que estoy liado con Marta Sanz y su Daniela Astor y la caja negra; que esto sí es teta de novicia y literatura de la buena y grande.
Capítulo 13. La mujer de púrpura. Jeanette Winterson. Editorial Lumen.
lunes, 10 de junio de 2013
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